Coche se prende en llamas en la avenida Angamos
A veces la rutina nos lanza una bofetada de humo, fuego y caos. Martes por la noche, Surquillo vibra con el bullicio habitual, con ese ritmo frenético que uno podría confundir con normalidad. Y de repente, un rugido seco, como de bestia herida, parte la avenida Angamos en dos. Un automóvil comienza a arder sin aviso ni protocolo, a escasos metros de la estación del Metropolitano. El estruendo no fue de explosión, sino del silencio súbito con que reacciona una ciudad que, por segundos, se detiene.
Un espectáculo de llamas que rasga la noche limeña
A eso de las siete en punto, un vehículo con placa APK 119 quedó convertido en antorcha urbana. Nadie imaginó que ese coche, un día cualquiera, se transformaría en el protagonista de una escena dantesca, más propia de un drama de Bergman que del tráfico limeño. Las llamas, como dragones de barrio, se alzaban furiosas mientras los testigos corrían entre gritos, teléfonos móviles y ese desconcierto que parece ampliarse en cada sirena que no llega.
Actuar en segundos: entre la tierra y los extintores
El conductor —con reflejos de quien tiene el instinto por delante del miedo— descendió de inmediato. No se trataba de llorar al auto, sino de salvar la piel y, si era posible, apagar el infierno. Golpeó puertas, gritó, pidió ayuda. Y la ciudad respondió. Vecinos y conductores —bendita Lima de humanidad rápida— salieron con palas de tierra, botellas, cubetas. Pero sobre todo con extintores, esos héroes en miniatura que muchas veces ignoramos en la guantera o el maletero, hasta que el fuego nos recuerda su razón de ser.
En ese momento, y no otro, uno comprende el verdadero valor de informarse sobre el extintor ABC precio, porque no hay factura más cara que la del miedo ardiendo en el capó. Un extintor de calidad no es un gasto; es la póliza contra el caos.
Congestión, humo y la ciudad patas arriba
Las llamas no solo devoraron un coche: paralizaron la avenida, desde Surquillo hasta Miraflores, y siguieron esparciendo su veneno de ansiedad por distritos vecinos. La grúa, como esos cirujanos tardíos que llegan cuando la hemorragia ha cedido, remolcó los restos calcinados del vehículo. Pero el humo no se disipó tan fácil: quedó flotando en las conversaciones, en los grupos de WhatsApp, en el aire espeso de los noticieros.
Y claro, uno se pregunta: ¿cuántos autos circulan ahora mismo sin un extintor a bordo? ¿Cuántos conductores no han reparado en que comprar extintor ABC no es opcional, sino tan obligatorio como el cinturón de seguridad o el espejo retrovisor?
Una tragedia evitada, pero que deja advertencia
Porque sí, fue una tragedia que, por suerte, no se cobró vidas. Pero no toda tragedia necesita sangre para ser dolorosa. El dolor aquí fue colectivo, preventivo. Un suspiro de alivio después de contener la respiración mientras el fuego danzaba a metros del restaurante Siete Sopas, que también cerró sus puertas durante la emergencia.
Los bomberos —nobles como siempre— llegaron con sus unidades M28-1 y M11-1, al igual que la Policía Nacional y el serenazgo, quienes intentaron poner orden entre el humo, el metal retorcido y la congestión vehicular. Y aunque la situación se controló cerca de las 21:00 horas, el tránsito siguió lento, como si la ciudad aún digiriera el susto.
Extintores: el seguro que no espera al fuego
El incidente en Angamos no es un caso aislado. Es el recordatorio brutal de que un simple desperfecto mecánico puede desatar un infierno sobre ruedas. Por eso, como sociedad, no podemos seguir ignorando la importancia de tener equipos contra incendios accesibles, funcionales y adecuados al tipo de vehículo.
Hablamos de extintores ABC, los recomendados para automóviles, que deben revisarse periódicamente y ubicarse en lugares de fácil acceso. En el mercado, los extintores precios varían según la capacidad y la marca, pero todos coinciden en algo: su costo es insignificante comparado con lo que pueden evitar.
Cómo reaccionar ante un incendio vehicular
Lo primero: calma. Parece una ironía, pero es vital. Bajar la velocidad con suavidad, detener el auto en zona segura, apagar el motor y evacuar. Ni un segundo más dentro. Ni por el celular. Ni por el bolso. Nada material vale más que el aliento.
Una vez fuera, si el fuego está apenas iniciando y tenemos un extintor a mano, se puede intentar controlarlo desde una distancia prudente, siempre apuntando a la base de las llamas, no a la parte superior. Pero si las llamas ya devoran el coche, lo más sabio es alejarse al menos 30 metros y esperar a los bomberos. Ellos saben cómo enfrentarse a un monstruo que ruge sin razón.
Servicios de emergencia que debes tener a la mano
Porque el fuego no manda aviso, conviene tener memorizados —o al menos anotados en la visera del auto— los números esenciales:
- Bomberos: 116
- Policía Nacional: 105
- Defensa Civil: 115
- SAMU: 106
- Cruz Roja: 01 266 0481
- Ambulancias privadas: Alerta Médica (01 416 6777) / Clave Médica (01 265 8783)
No esperes que te toque para empezar a prevenir. Hoy fue Surquillo. Mañana podría ser cualquier semáforo, cualquier esquina, cualquier coche que no revisaste a tiempo.
Y es que el fuego avisa sin palabras, pero siempre avisa
Lo ocurrido en la avenida Angamos no puede caer en el olvido mediático de 48 horas. Cada conductor debe mirar ese coche carbonizado como una advertencia personal. La seguridad vial no empieza con los semáforos ni termina con el cinturón: se extiende a cada elemento que pueda protegernos del azar encendido.
Y sí, comprar extintor hoy puede parecer exagerado. Hasta que lo necesitas. Entonces, deja de ser una compra y se convierte en un salvavidas silencioso.
Que no se nos queme el sentido común. Que el fuego no vuelva a tomarnos por sorpresa.


