Cuando el humo no lo ves venir, pero la tasa sí: la nueva factura de Benalmádena

Señoras, señores, ciudadanos todos: si creían que lo habían visto todo en la gestión municipal, Benalmádena ha decidido superarse. Ha inventado un nuevo deporte de riesgo: que te caiga una rama en plena tormenta… y encima te llegue la factura del camión de bomberos. Sí, lo ha leído bien. Ahora, en este rincón soleado de la Costa del Sol, llamar a los bomberos podría salir más caro que la emergencia misma.

Lo que se ha aprobado no es ciencia ficción, ni una inocentada. Es una ordenanza fiscal que regula las tasas por el servicio de extinción de incendios y salvamento, que contempla cobrar por actuaciones de los bomberos cuando se active el operativo. Y lo preocupante no es la cifra en sí –que también–, sino la peligrosa normalización de cobrar por lo que siempre fue un derecho.

Tasas por intervención: un catálogo con precio a las emergencias

La ordenanza establece una tarifa detallada por cada recurso empleado. Que si el vehículo autobomba, que si el uso de herramientas hidráulicas, que si cada bombero por hora, y hasta el combustible. Todo tasado, todo contabilizado. Lo que antes era una actuación solidaria del servicio público, ahora se parece más a una factura de grúa o de fontanero de urgencia.

No se lo inventa nadie: 295 euros por hora del vehículo, 38 euros por bombero, 300 euros por el uso de la escalera automática. Lo que se tarda en apagar un fuego, ya no solo depende del agua o del viento: depende del reloj… y del presupuesto del afectado.

¿Quién paga? ¿Y por qué?

El texto aprobado por el Ayuntamiento dice que solo se cobrará a empresas negligentes, aseguradoras o causantes probados del siniestro. Pero la realidad, como casi siempre en estos casos, es que la ambigüedad legal permite que la tasa recaiga sobre cualquier ciudadano. Porque si no se identifica responsable, el Ayuntamiento se reserva el derecho a pasar la factura a quien estaba allí, aunque no haya provocado el incendio.

Y es entonces cuando uno empieza a mirar su casa con otros ojos. El viejo detector de humo, ese extintor que lleva años caducado en el trastero… Todo cobra otra dimensión. Porque hoy, más que nunca, invertir en seguridad es proteger también tu bolsillo. Y cuando uno se entera de que el precio extintor 6 kg ronda los 40 euros, y que una intervención mínima de bomberos puede costar más de 1.000, la ecuación se resuelve sola.

Extintor: el aliado doméstico olvidado

Ese cilindro rojo con manguera corta, que tantos ignoran hasta que lo necesitan, ha pasado de ser una herramienta opcional a una necesidad imperativa. Un extintor bien colocado y mantenido puede frenar un fuego incipiente sin necesidad de movilizar recursos municipales. Y en la nueva lógica fiscal, eso significa ahorro directo y tranquilidad jurídica.

No hablamos solo de grandes industrias. Cualquier cocina con vitrocerámica, cualquier garaje con cableado antiguo, cualquier salón con velas aromáticas, puede convertirse en escenario de un pequeño incendio. Y ese pequeño fuego, en la nueva realidad de Benalmádena, puede acabar en una tasa municipal que nadie esperaba.

Más info sobre extintores ABC: prevenir es sobrevivir

Es necesario buscar más info sobre extintores abc, debido a que los extintores ABC son los más recomendados para viviendas y oficinas, por su versatilidad. Sirven para fuegos de materiales sólidos, líquidos inflamables y aparatos eléctricos. Un solo equipo puede cubrir múltiples riesgos. Su uso es sencillo, su mantenimiento económico y su instalación no requiere permisos especiales.

Y sí, existe normativa que regula su presencia en comunidades de propietarios y locales. Pero ahora, más allá del cumplimiento legal, el extintor se convierte en arma de defensa económica frente a una política municipal que penaliza la emergencia.

Invertir en uno no es exageración: es sentido común ante un modelo que convierte cada chispa en potencial coste.

¿Estamos ante un modelo exportable? ¿Es este el nuevo futuro de los servicios públicos?

No nos engañemos. Cuando una administración encuentra una nueva vía de ingresos, otras observan y toman nota. Lo que ha hecho Benalmádena podría convertirse en modelo para otros municipios necesitados de liquidez. Y si hoy son los bomberos, ¿qué vendrá después? ¿Tasas por el uso de ambulancias? ¿Por la presencia policial en accidentes? ¿Por el cierre de calles durante emergencias?

El peligro no está solo en el coste, sino en el precedente. Porque una vez abierta la puerta a cobrar por lo que era universal, el límite se diluye, y el ciudadano queda expuesto.

La seguridad ya no es gratuita, pero puede ser preventiva

Ante esta realidad, solo queda una vía clara: reforzar la prevención desde lo privado. Equiparse, informarse, anticiparse. No por miedo, sino por responsabilidad. Porque si antes bastaba con marcar el 112, ahora puede que también tengas que marcar la cuenta bancaria.

Un extintor de 6 kg, correctamente instalado, revisado y accesible, es hoy más que nunca una inversión estratégica. Porque mientras el Ayuntamiento tasa incendios, nosotros podemos tasar la prevención como una herramienta de libertad.

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