El calor laboral aprieta, y los sindicatos exigen actuar ya
Jornadas bajo el sol abrasador: entre la resignación y el hartazgo
Zaragoza. Finales de junio. El aire parece derretirse, el asfalto echa humo y los trabajadores siguen en la calle como si el sol no pudiera con ellos. Pero puede. Y puede mucho. Lo saben bien los sindicatos, que esta vez no se han andado con rodeos: o se implementan protocolos eficaces para proteger a quienes trabajan al aire libre, o la salud laboral se convertirá en una ruleta rusa.
La escena se repite cada verano. Suben las temperaturas, suben los riesgos, bajan las soluciones. Mientras los termómetros coquetean con los 42 grados, muchos empleados siguen expuestos sin sombra, sin agua y sin un plan claro para frenar el golpe de calor. Y ya basta.
Trabajar no puede ser una condena
El trabajo digno incluye algo tan básico como la integridad física. Si uno arranca su jornada con el sol en la nuca y acaba con mareos, náuseas o incluso desvaneciéndose, algo no está funcionando. Los sindicatos —CCOO y UGT a la cabeza— lo saben y lo repiten hasta la saciedad: urge un protocolo obligatorio, claro y aplicado, que actúe en cuanto se activen las alertas meteorológicas.
Porque esto no va de heroicidades. Esto va de supervivencia.
Prevención real: empieza por saber qué hay que tener a mano
La cultura preventiva en España necesita un repaso urgente. Y no hablamos solo de charlas motivacionales o carteles en el vestuario. Hablamos de dotaciones reales, materiales útiles, medidas que salvan.
Un ejemplo sencillo: comprar extintor. No debería ser una tarea pendiente en ninguna empresa. No importa si es una oficina, una nave o un puesto de obra. El extintor no es decoración: es una herramienta, y, en muchos casos, frontera entre el susto y la tragedia.
Así como hay que prepararse para una emergencia por fuego, también debe existir un protocolo específico ante el calor extremo. Porque si el cuerpo se descompensa, si el sistema falla, ya no vale lamentarse después.
Extintor polvo ABC 6 kg: imprescindible donde hay riesgo múltiple
No todas las emergencias arden, pero muchas sí. Y cuando eso ocurre, hay que estar listos. El extintor polvo ABC 6 kg es probablemente uno de los más versátiles y eficaces para espacios laborales: cubre fuegos de materiales sólidos, líquidos inflamables y gases. ¿Lo tienen disponible todas las empresas? No. ¿Deberían? Sin duda.
Porque el fuego no avisa, y si llega a zonas industriales, talleres, almacenes o espacios de tránsito constante, la reacción debe ser inmediata. Y esa reacción empieza con un extintor cargado, accesible y en regla.
El calor no sólo agota: también provoca fallo de equipos y riesgo de incendio
Lo que algunos siguen viendo como una “cuestión climática” es, en realidad, una cuestión técnica, sanitaria y hasta estructural. Las olas de calor afectan también a los equipos eléctricos, a la maquinaria, a los sistemas de refrigeración.
Un sobrecalentamiento puede terminar en incendio, sobre todo si no se realiza un mantenimiento adecuado o si el entorno ya es de por sí vulnerable: materiales inflamables, falta de ventilación, sobrecarga de líneas.
¿Y entonces qué? Entonces es cuando se echa mano del extintor… si es que está cerca. Si es que alguien sabe usarlo. Si es que no ha caducado. La prevención no se improvisa. Se planifica, se instala y se revisa.
¿Por qué seguimos reaccionando tarde si el calor avisa con días de antelación?
La pregunta es incómoda, pero necesaria. No se trata de fenómenos inesperados. Las olas de calor están más que anunciadas, incluso con días de margen. Aun así, muchas empresas siguen sin adaptar turnos, sin habilitar zonas de sombra, sin garantizar agua fresca o permitir pausas.
Hay quien todavía piensa que “aguantar el tirón” es parte del trabajo. Pero no lo es. Es parte del riesgo. Y un riesgo sin gestionar es, sencillamente, una irresponsabilidad.
Los sindicatos piden lo lógico: normas claras y sanciones reales
La petición no debería escandalizar a nadie. CCOO y UGT exigen lo que cualquier empleado firmaría sin pensarlo: protocolos de actuación ante olas de calor, aplicación real de las medidas recogidas en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y sanciones para quien no cumpla.
Porque si no se actúa desde arriba, las decisiones quedan en manos del capataz, del jefe de turno o del gerente de planta. Y no siempre gana la lógica. A veces gana la productividad. Y eso, cuando hay salud en juego, no puede permitirse.
El calor no es excusa para la dejadez, es motivo para actuar
Zaragoza no es la excepción, es el ejemplo. El calor ha llegado —y va a seguir llegando— con fuerza. Lo que toca ahora es preparar a empresas, trabajadores y administraciones para responder como es debido.
Comprar un extintor, revisar los equipos, adaptar horarios, formar al personal, establecer zonas de descanso, garantizar agua fresca, aplicar pausas programadas… Todo esto no es lujo. Es necesidad.
El trabajo dignifica, pero solo si no pone en riesgo la vida. Y ahora mismo, hay miles de trabajadores que, bajo el sol, solo esperan que alguien piense en ellos antes de que sea demasiado tarde.
Y usted, ¿qué haría si el que está a pleno sol durante ocho horas fuese su hijo, su hermana o su padre? Pues eso.

