El verdadero riesgo está dentro de casa: las baterías de litio y los patinetes, una amenaza silenciosa.
No hace falta recorrer el vecindario con una lupa para notar que algo ha cambiado. Los patinetes eléctricos, antaño juguetes sofisticados, hoy circulan como enjambres por las calles, se aparcan en zaguanes y, lo más peligroso, se cargan dentro de casa. Todo esto sería una anécdota más del avance tecnológico si no fuera porque sus baterías de litio, ese corazón de energía concentrada, pueden convertirse en una bomba doméstica de relojería.
Los expertos ya no advierten: alertan. Y no lo hacen por gusto, sino porque los incidentes se multiplican a ritmo de vértigo. Unos minutos de carga mal supervisada, una manipulación casera, un cargador genérico comprado por internet… y lo que parecía un simple silbido eléctrico se transforma en una llamarada que arrasa una vivienda entera.
El auge de los vehículos eléctricos personales y su lado oscuro
Que el transporte personal eléctrico ha ganado terreno es incuestionable. Pero esa comodidad lleva consigo un precio: la proliferación de dispositivos con baterías de ion litio sin la debida supervisión técnica. Los patinetes, bicicletas eléctricas y hasta hoverboards llegan a los hogares con instrucciones confusas, cargadores que no siempre cumplen normativa y usuarios que los tratan como si fueran simples electrodomésticos.
Y no, no lo son. Son dispositivos con acumuladores potentes, capaces de liberar una energía térmica devastadora si se ven comprometidos. Los datos no mienten: los servicios de bomberos ya han registrado un preocupante incremento de incendios relacionados con estas baterías en cocinas, salones y garajes particulares.
Ahora bien, no basta con alarmarse. Hay que actuar con cabeza.
Cómo identificar los riesgos y anticiparse al desastre
Cuando uno se sienta a considerar qué extintor comprar, debería tener clara una cosa: no todos los fuegos son iguales. Y, por tanto, no todos los extintores sirven para lo mismo. Aquí entra la letra pequeña que muchos ignoran. Porque una batería de litio en llamas no se apaga con agua ni con un extintor tradicional de polvo polivalente.
El error es común: confiarse, pensar que «eso nunca me va a pasar» y almacenar los dispositivos en zonas sin ventilación, sobre superficies inflamables o cerca de cortinas y sofás. Peor aún, cargar la batería por la noche, cuando todos duermen y no hay nadie para reaccionar ante una chispa traicionera.
La necesidad urgente de contar con un extintor baterías litio
Aquí es donde entra en escena el extintor baterias litio. Un dispositivo especialmente diseñado para combatir este tipo de fuego tan particular. Su composición química está pensada para sofocar reacciones térmicas violentas, propias de estos acumuladores, sin reactivarlas ni dispersar partículas incandescentes.
Un extintor de este tipo no es un lujo ni un accesorio para fanáticos de la seguridad. Es, sencillamente, una medida de protección imprescindible si en casa se convive con patinetes eléctricos, laptops de alto rendimiento, herramientas inalámbricas o power banks de gran capacidad.
Olvidarse de ello es jugar a la ruleta rusa con el fuego.
Un incendio no da segundas oportunidades
Porque sí, hablemos sin rodeos: un incendio provocado por una batería de litio no es un fueguecito controlado. Es una reacción rápida, intensa, que puede llenar una habitación de humo tóxico en segundos y alcanzar temperaturas que funden metales.
Las imágenes de viviendas calcinadas no son un recurso mediático sensacionalista. Son la consecuencia directa de una infraestructura doméstica incapaz de gestionar estos riesgos.
Y no basta con apagar el fuego: hay que prevenirlo. Esto significa revisar la procedencia de los dispositivos, evitar baterías de segunda mano, vigilar el estado de los cargadores, no improvisar reparaciones caseras y, sobre todo, no dejar estos aparatos sin supervisión durante la carga.
¿Dónde y cómo almacenar estos dispositivos de forma segura?
Lo primero que debemos tener en cuenta es el lugar de carga. Debe ser ventilado, alejado de materiales inflamables y preferentemente con un detector de humo cercano. Nada de pasillos estrechos, armarios o rincones olvidados.
También se recomienda no sobrecargar la batería. Muchas explosiones se han producido por dejar el aparato conectado más de lo necesario. Y aunque las marcas prometan sistemas de desconexión automática, lo cierto es que la calidad de fabricación varía enormemente entre un dispositivo homologado y otro adquirido por precio en plataformas dudosas.
La normativa va por detrás del problema
Las autoridades, como siempre, van detrás del caos. Si bien existen normativas europeas que regulan la fabricación y comercialización de estos productos, la entrada masiva de productos de baja calidad en el mercado sigue siendo un talón de Aquiles. Mientras tanto, los consumidores deben asumir una responsabilidad que a menudo no les corresponde, pero sí les afecta directamente.
No se trata de renunciar a la movilidad eléctrica, sino de abrazarla con inteligencia y prudencia.
Prevención, conciencia y acción inmediata
Ante esta realidad, no hay margen para la negligencia. Los patinetes eléctricos y demás dispositivos con baterías de litio han llegado para quedarse, sí, pero deben estar acompañados de una cultura de seguridad urgente.
Tener en casa un extintor para baterías de litio, revisar periódicamente los dispositivos, usar cargadores originales y vigilar los ciclos de carga no es paranoia, es sentido común. Porque lo contrario, como ya hemos visto, es poner en riesgo nuestro hogar y a quienes más queremos.
Y si alguna vez te preguntas si realmente es necesario tanto cuidado con un simple patinete, recuerda esto: el fuego no avisa. Solo actúa.

