Explosión de humo en Polinyà: la mañana en que el Vallès contuvo el aliento.
Una nave industrial de poliéster se incendia cerca de Sabadell y desata una emergencia de alto nivel
Polinyà, 14 de julio. No eran ni las once de la mañana cuando el cielo del Vallès se volvió ceniza. No por nubarrones ni tormenta de verano, sino por una columna de humo negro que se alzaba como un gigante en llamas desde una nave industrial de poliéster.
El aviso, registrado con precisión quirúrgica a las 10:17 h, alertó a los Bomberos de la Generalitat, que se desplegaron como una unidad de combate en tiempo de guerra. Lo que estaba ocurriendo no era una anécdota ni un susto de lunes: era una emergencia química e industrial de las que obligan a parar, observar y actuar con rapidez.
El polígono de Polinyà, a escasos kilómetros de Sabadell, amaneció ese día convertido en un escenario apocalíptico: sirenas, vallas de seguridad, evacuaciones y una nube tóxica que se elevaba a más de 90 metros como una amenaza flotante.
El humo que lo cubrió todo
Desde Montcada hasta Barberà del Vallès, los ciudadanos alzaban la vista y veían lo mismo: una estela oscura y densa que trepaba por el cielo como una advertencia sin palabras. En la nave, las llamas se propagaban con furia entre materiales inflamables, fibras de poliéster y componentes químicos que hacían del fuego un monstruo alimentado con gasolina.
Y fue entonces cuando nos encontramos con el primer elemento salvador: el extintor ABC. Porque sí, aunque parezca exagerado decirlo, fue la presencia de varios extintores ABC estratégicamente colocados en el interior de la nave lo que permitió que algunos trabajadores frenaran el avance de las llamas en los primeros instantes. No se apagó el incendio, no se resolvió todo con un chorro de polvo seco. Pero se ganó tiempo, ese bien escaso en cualquier emergencia.
El extintor ABC, por su capacidad de actuar sobre fuegos de tipo A (sólidos), B (líquidos inflamables) y C (gases), es hoy por hoy una herramienta imprescindible en entornos industriales. Y sin embargo, muchos siguen viendo su compra como un trámite. Una etiqueta colgada en la pared. Un requisito legal más que una defensa real.
Prevención: lo urgente que siempre se deja para después
Comprar extintor ABC debería estar en el top 3 de cualquier empresa que trabaje con materiales combustibles. Pero no. La realidad nos enseña que a menudo se improvisa, se recorta, se asume que “eso nunca pasa aquí”. Hasta que pasa.
En Polinyà, esa mentalidad no fue dominante. La empresa tenía un protocolo, había realizado simulacros y contaba con equipamiento básico —sí, extintores ABC revisados— y personal capacitado. Y por eso hoy no estamos lamentando una tragedia humana. Sí, ardió una nave, se perdieron recursos, materiales, producción. Pero no hubo víctimas. Y eso lo cambia todo.
Porque cuando hablamos de seguridad industrial, las vidas humanas son la métrica principal. Y cada minuto que se gana gracias a una acción preventiva, es un minuto más para evacuar, para alertar, para contener.
Un incendio que se sintió en todo el Vallès
A medida que las llamas avanzaban, la situación se tornaba crítica. Hasta 18 dotaciones de bomberos se desplegaron para sofocar el fuego. El acceso a la zona fue restringido, se cortaron calles y se activaron protocolos medioambientales. La preocupación no era solo el fuego: era también lo que ese humo llevaba consigo. Químicos, residuos sintéticos, micropartículas.
Las autoridades locales pidieron a los vecinos que permanecieran en casa, cerraran ventanas y evitaran actividades al aire libre. La alerta era real. El incendio se convirtió en una amenaza aérea y visual, en un fenómeno que alteró la tranquilidad de toda una comarca.
Y sin embargo, más allá del espectáculo de humo y sirenas, lo que se vivió fue un ejemplo —imperfecto, sí, pero ejemplar— de cómo una buena reacción puede mitigar el desastre.
La importancia del equipo adecuado, en el momento preciso
Quien haya trabajado en una nave industrial sabe que el riesgo siempre está latente. Un fallo eléctrico, una chispa, un descuido… y el escenario puede convertirse en una trampa letal. Pero también sabe que la diferencia entre el caos total y una situación controlada reside en pequeñas decisiones tomadas con anticipación.
Una de esas decisiones es la de equipar el espacio con extintores. No cualquier extintor. No uno comprado al azar ni olvidado sin mantenimiento. Uno funcional, verificado, adecuado al tipo de riesgo que se maneja.
La segunda decisión clave es formar al personal. Porque de poco sirve tener el mejor equipo si nadie sabe cómo usarlo. En Polinyà, la combinación de ambos factores permitió una reacción inicial que contuvo parcialmente el fuego hasta la llegada de los bomberos.
Después del humo, quedan las lecciones
El incendio de Polinyà es un recordatorio visual y brutal de lo que puede pasar en cuestión de minutos. Y también es una llamada de atención para todos los que creen que prevenir es perder el tiempo.
Hoy, comprar extintor ABC debería ser una prioridad en cualquier plan de prevención. Mañana, puede ser la diferencia entre un susto y una tragedia.

