Vecinos de s’Arracó se llevan un susto tras una explosión en el cuadro eléctrico de una casa
Pasaban escasos minutos de las once y media de la noche cuando un estruendo seco, casi metálico, rompió el silencio en el tranquilo núcleo de s’Arracó, en el municipio mallorquín de Andratx. Una explosión, breve pero intensa, procedente de un cuadro eléctrico en una vivienda de la zona de Can Massana, puso en alerta a los residentes. Algunos salieron a los balcones, otros bajaron directamente a la calle. Nadie sabía exactamente qué había pasado, pero el olor a quemado y la humareda que se colaba por los postigos dejaban claro que aquello no era una falsa alarma.
Los propietarios, sobresaltados y aún descalzos, localizaron el origen del incendio: el cuadro eléctrico, un aparato cotidiano que, de un segundo a otro, se convirtió en una amenaza. Llamaron al 112 con la urgencia del que sabe que cada segundo puede marcar la diferencia entre el susto y la tragedia. Y ahí comenzó la cadena de respuestas.
La intervención rápida y decisiva que evitó una tragedia mayor
Mientras los bomberos intentaban abrirse paso por las estrechas calles del casco antiguo, fueron los agentes de la Policía Local quienes, primeros en llegar, asumieron el mando de la situación. Y lo hicieron bien. Provistos de un extintor, lograron contener el fuego antes de que alcanzara otros puntos vulnerables de la instalación eléctrica. La vivienda, construida con materiales antiguos, hubiera sido presa fácil de las llamas de no ser por la pericia —y, sobre todo, por el equipamiento— de los agentes.
Este episodio sirve como recordatorio de una lección que, por repetida, parece no calar del todo: los incendios eléctricos no avisan. No hacen ruido previo, no lanzan señales claras. Simplemente ocurren. Y cuando ocurren, solo hay dos caminos: estar preparado o lamentar las consecuencias. La diferencia entre ambos es, en muchas ocasiones, contar con un extintor adecuado a mano.
Cuadros eléctricos: una amenaza silenciosa en nuestros hogares
El cuadro eléctrico es uno de esos elementos del hogar que casi nadie mira. Está ahí, escondido tras una puerta metálica, ajeno al ajetreo doméstico. Pero dentro de ese compartimento se concentra una gran cantidad de energía. Un cortocircuito, una sobrecarga, un fallo de aislamiento… y en segundos puede originarse un fuego con consecuencias devastadoras.
Por eso, cada vez son más los expertos que recomiendan tener un extintor CO2 en las proximidades de estos dispositivos, tanto en hogares particulares como en negocios. Este tipo de extintor es ideal para fuegos eléctricos, ya que no deja residuos y no daña los componentes electrónicos, lo que lo convierte en la primera línea de defensa en este tipo de emergencias.
La prevención empieza con una inversión mínima
Lo sucedido en s’Arracó podría haber terminado en desastre. Pero no lo hizo. ¿Por qué? Porque alguien, en algún momento, pensó en equipar a la Policía Local con extintores. Porque alguien supo que el riesgo está ahí, aunque no lo veamos. Porque alguien entendió que proteger vidas y patrimonio no es caro, es urgente.
Ese «alguien» podría ser cualquiera. Un particular, un administrador de fincas, el gerente de un pequeño comercio. Cualquiera que decida adelantarse al fuego en vez de esperar a los escombros. Porque en la ecuación del riesgo, la prevención siempre gana.
Y no hablamos solo de grandes sistemas de detección o instalaciones complejas. A veces, basta con seguir recomendaciones sencillas como las que se publican periódicamente en el blog de extintores, donde expertos analizan riesgos reales, exponen casos concretos y enseñan cómo actuar con eficacia en los primeros segundos de una emergencia.
El papel de los vecinos: entre el susto y la acción comunitaria
Los vecinos de s’Arracó, aún con el susto en el cuerpo, reaccionaron con responsabilidad. No solo alertaron a los servicios de emergencia; también colaboraron para despejar accesos, tranquilizar a los moradores y controlar la situación hasta que los equipos profesionales tomaron el relevo. Un ejemplo de cómo la implicación ciudadana puede marcar la diferencia.
Algunos aprovecharon la ocasión para revisar sus propias instalaciones eléctricas. Otros, más precavidos, empezaron a preguntar por extintores portátiles y sistemas de protección pasiva. La sensación, aún con la adrenalina a flor de piel, era clara: podía haber sido mucho peor.
Algunas conclusiones que no deberían olvidarse con el paso del susto
El incendio del cuadro eléctrico en s’Arracó no dejó heridos, ni víctimas, ni daños graves. Pero dejó algo más valioso: una lección. Una que todos deberíamos tener presente, ya vivamos en una casa de pueblo o en un piso de ciudad. La electricidad es útil, indispensable, pero también peligrosa. Y no se trata de tener miedo, sino de estar preparados.
Un extintor cerca de un cuadro eléctrico no es un lujo. Es sentido común. Es seguridad para los tuyos. Es esa herramienta que, en el momento crítico, puede marcar la diferencia. Porque el fuego no espera a que llegue el camión de bomberos. El fuego actúa. Y lo único que puede frenarlo a tiempo es una respuesta inmediata y adecuada.
Por lo tanto lo que ocurrió en s’Arracó debe ser más que una anécdota de verano. Debe ser un punto de inflexión. Una llamada de atención. Un recordatorio de que prevenir un incendio no es caro, pero apagarlo sí lo es.
Si tienes un negocio o una vivienda, revisa ya el estado de tu instalación eléctrica. Consulta con un profesional si no estás seguro. Y sobre todo, asegúrate de contar con al menos un extintor adecuado cerca del cuadro eléctrico. No lo hagas por cumplir una norma. Hazlo por proteger lo que más valoras.

