Formación en prevención de incendios: el compromiso firme que Madrid necesita

Formación en prevención de incendios: el compromiso firme que Madrid necesita.

Una iniciativa con más fuego del que parece

Miren, uno puede soportar muchas cosas en esta vida. Que suba el pan, que el metro llegue tarde, incluso que le pongan cebolla a la tortilla sin preguntarle. Pero lo que no se puede tolerar, bajo ningún concepto, es que una persona no sepa cómo actuar cuando el humo aparece y las llamas empiezan a bailar sin control.

Pues bien, la Comunidad de Madrid, en una de esas jugadas que de tanto en tanto sorprenden, ha echado a andar una iniciativa que más que acertada es urgente: formar a los vecinos de viviendas sociales en prevención de incendios. Y esto no es solo un gesto amable del gobierno regional, no, esto es una cuestión de supervivencia básica.

El fuego no avisa, ni espera

Los incendios domésticos, esos que empiezan con una chispa tonta o un cigarro mal apagado, se llevan vidas, casas, recuerdos. Son traicioneros, silenciosos al principio y destructores al final. Por eso, la formación en prevención no es un lujo. Es una obligación, una herramienta para plantar cara al desastre antes de que se convierta en titular.

El plan, dicen desde el gobierno autonómico, contempla sesiones formativas impartidas por profesionales del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid. Y esto no es menor: hablamos de gente que se juega el pellejo cada día para que otros puedan salvar el suyo. No hay mejor maestro que quien conoce el fuego en primera persona.

Comprar extintores en Madrid: algo más que un consejo

A estas alturas del relato, conviene recordar algo evidente: de poco sirve conocer la teoría si no se tiene a mano el material necesario para ponerla en práctica. Por eso, uno de los pilares de esta campaña es concienciar a la ciudadanía de la importancia de equiparse correctamente en casa.

¿Y qué es equiparse correctamente? Pues empezar por lo básico: comprar extintores en Madrid, sí, señor. No hay excusa posible. Tener un extintor en casa debería ser tan obligatorio como tener enchufes. Porque cuando el fuego aparece, no se apaga con palabras ni con cubos de agua. Se apaga con equipo profesional y con cabeza.

Comprar extintores ABC: una inversión en seguridad

A veces lo barato sale caro, y en cuestión de seguridad, esa frase debería estar esculpida en mármol. No vale cualquier extintor, no sirve uno decorativo ni de juguete. Hay que comprar extintores abc, que son los que sirven para fuegos de tipo A (sólidos), B (líquidos) y C (gases).

Es decir, los únicos que realmente sirven para una cocina, un salón o un cuarto de calderas. ¿Y saben cuánto cuestan? Menos que un móvil de gama media. ¿Y saben lo que salvan? Vidas. Propiedades. Tranquilidad.

El incendio no espera a que llames al 112

Cuando el humo empieza a llenar el pasillo, no hay tiempo para tutoriales de YouTube ni para preguntar en el grupo de WhatsApp de vecinos. El incendio, ese enemigo rojo y caprichoso, no espera a que lleguen los bomberos ni a que reces tres padrenuestros. Actúa rápido, sin compasión, y solo se puede frenar con preparación.

Por eso es tan esencial esta campaña. Porque no solo se trata de saber usar un extintor o de conocer la salida de emergencia. Se trata de cambiar la mentalidad colectiva. De dejar de pensar que «eso nunca me pasará a mí» y empezar a asumir que todos estamos en riesgo.

Una iniciativa que debería ser nacional

Lo que ha hecho la Comunidad de Madrid es, simple y llanamente, sentido común institucionalizado. Y lo lógico sería que este tipo de programas se extendieran al resto del país. Porque la prevención de incendios no entiende de códigos postales ni de colores políticos. El fuego quema igual en Chamberí que en Triana.

Y no, esto no es alarmismo barato. Es una advertencia seria. Porque mientras lees esto, alguien en España está viendo cómo su casa arde por no haber tenido un extintor, o por no saber cómo cortar la luz al primer chispazo. Eso no puede seguir ocurriendo en un país que se dice desarrollado.

Educación práctica, no panfletaria

Las sesiones formativas que se están impartiendo en Madrid no se quedan en la teoría. Aquí no se reparten folletos y se dan palmaditas en la espalda. Aquí se enseña con fuego real, con simulacros, con humo, con tensión. Porque solo así se aprende de verdad.

El ciudadano necesita enfrentarse al miedo controlado, para que cuando llegue el verdadero, sepa qué hacer, cómo actuar, a quién avisar. Esto es una lección que vale oro, y que muchos no han tenido la suerte de recibir.

Bomberos: los profesores más serios del aula

Los encargados de impartir esta formación no son voluntarios bienintencionados ni técnicos de despacho. Son bomberos, hombres y mujeres que conocen el fuego como si fuese un viejo enemigo. Que han sacado a gente de las llamas, que han llorado por quienes no pudieron salvar.

Su palabra, en este contexto, es ley. Y su experiencia, una joya que no tiene precio. Aprender de ellos no es solo útil, es un privilegio que no se debería desaprovechar.

El verdadero valor de la prevención

La prevención no da titulares, no ocupa portadas, no genera trending topics. Pero es lo que marca la diferencia entre una tragedia y un susto, entre un funeral y una anécdota. Por eso iniciativas como esta deberían ocupar las primeras líneas de la agenda política y social.

Porque al final del día, no hay nada más humano que protegerse del fuego. Lo llevamos en nuestro ADN desde que salimos de las cavernas. Hoy, en pleno siglo XXI, seguimos luchando contra él. Pero ahora, al menos, tenemos más herramientas. Y lo mínimo que podemos hacer es aprender a usarlas.

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