Fuego inesperado en Lanzarote

La tarde en Arrecife se tiñó de humo. A eso de las seis y veinte, el “Open Mall Lanzarote”, centro de vida y compras, tuvo que ser evacuado por un temido incendio en el Hotel Seventy. Aunque no fue en el hotel, la alerta se cruzó con otros incidentes similares en la isla. La gente corría, los niños lloraban. El aire se volvió denso, cargado de miedo y ceniza.

El humo que lo cubrió todo

El fuego nació en el cuadro eléctrico del ala norte. No fue en una tienda de ropa, como se dijo al principio. El humo, astuto, se coló por los conductos de ventilación y se esparció por todo el centro. No hubo llamas visibles para muchos, solo esa niebla espesa que nubla la razón y obliga a correr. Fue ese momento en que sabes que algo va mal, muy mal.

El alma del centro, desocupada

Los bomberos llegaron rápido, igual que la policía local y las ambulancias del SUC. Nadie se quedó sin atender. Pero la orden fue clara: desalojar. Por prevención, por seguridad. El “Open Mall” quedó vacío, como un gigante dormido entre cenizas. No se oían risas ni pasos, solo sirenas y ecos. La prioridad: evitar intoxicaciones. Aquí, un buen extintor co2 pudo haber cambiado la historia, o al menos frenado el caos.

Equipos preparados, reacción rápida

Los servicios de emergencias actuaron con precisión. Recorrieron cada rincón del centro comercial, revisando que no quedaran focos ocultos ni daños eléctricos graves. La calma no volvió, pero sí un poco de control. Aquí es donde uno se pregunta: ¿había suficiente señalización?, ¿funcionaba cada extintor?, ¿qué hubiera pasado si no actuaban tan rápido? Las respuestas quedan en el aire, como el olor a quemado que costará que se vaya.

¿Quieres saber más tragedias recientes?

Este no ha sido el único susto reciente. Si quieres leer sobre otras situaciones impactantes, como el verdadero incendio en el Hotel Seventy, no te pierdas el artículo que publicamos la semana pasada. Es importante estar informado, no para asustarse, sino para entender cómo prevenir y cómo reaccionar. Porque lo que parece lejano, a veces, ocurre más cerca de lo que imaginamos.

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