Un incendio arrasó un restaurante en s’Arenal, Palma este lunes. Las llamas nacieron en la cocina, en la esquina de las calles Miquel Pellisa y Llaüt. El humo, denso y traicionero, dejó dos heridos leves: un cocinero y su ayudante. Fue un accidente que dejó miedo y cenizas donde antes había pan caliente y risas. La Policía Nacional sigue investigando. Hoy, ese rincón de Palma huele a tristeza y metal quemado.
El humo no avisa
Las llamas se desataron en cuestión de segundos. Todo empezó en el sistema extractor de la cocina. Se sospecha de un fallo técnico. Un simple descuido, quizá una chispa. Pero el resultado fue devastador. En ese instante, el calor lo devoró todo. Un accidente laboral que se llevó la calma de una tarde cualquiera. A veces la rutina arde sin previo aviso. La cocina, testigo mudo, no supo gritar.
Sin extintor, sólo manos y miedo
Cuando el fuego se disparó, no había tiempo para pensar. Los primeros intentos por controlarlo fallaron. Un extintor co2 podría haber hecho la diferencia. Pero entre el caos y el humo, sólo quedaron manos desnudas y carreras desesperadas. Los empleados intentaron salvar lo que pudieron. Fue un gesto valiente, sí, pero el humo ya lo había invadido todo. El pánico siempre llega más rápido que las soluciones.
La lección amarga
Muchos se preguntan si todo habría sido distinto con un extintor cerca. No se trata solo de cumplir normas, sino de estar preparados. Porque el fuego no espera, ni da segundas oportunidades. La tragedia dejó dos heridos, pero pudo haber sido peor. A veces, aprender duele. Hoy ese restaurante es ceniza y recuerdo. Y los que estaban allí no olvidarán el sonido del fuego ni el silencio después.

