Incendio en una nave de Azuqueca de Henares: los bomberos siguen trabajando para sofocar las llamas

Incendio en una nave de Azuqueca de Henares: los bomberos siguen trabajando para sofocar las llamas

Viernes, 18:20 de la tarde. En el corazón industrial de Azuqueca de Henares, la rutina se rompe por una sacudida inesperada: varias explosiones en una nave dedicada al almacenamiento y gestión de baterías de litio convierten el cielo de Guadalajara en un tapiz oscuro, denso, casi apocalíptico. Las sirenas de los servicios de emergencia se confunden con el zumbido de la tensión. Un bombero herido, un trabajador afectado y una población en vilo. Comienza la batalla contra las llamas.

Un incendio complejo con un enemigo silencioso: el litio

El fuego no es un invitado nuevo en el entorno industrial. Pero este no es un incendio más. El litio, ese mineral que alimenta nuestros dispositivos y vehículos, se convierte en enemigo cuando pierde el control. La nave afectada almacenaba baterías de litio y pilas. La combinación de materiales inflamables y reacciones químicas derivó en una cadena de explosiones que desencadenaron la emergencia.

Desde el primer minuto, los equipos de emergencia entendieron que estaban ante un fuego químico de alta peligrosidad. Las autoridades activaron el Plan Territorial de Emergencias de Castilla-La Mancha, y la Comunidad de Madrid puso en marcha el Platercam ante la magnitud del humo visible desde kilómetros.

En situaciones como esta, la prevención es más que un requisito normativo: es cuestión de supervivencia. La ausencia o deficiencia en los sistemas de protección contra incendios en naves que manejan materiales de riesgo como el litio puede convertir una incidencia puntual en una catástrofe regional. En este punto resulta imprescindible contar con elementos especializados como un extintor para baterías de litio, capaz de actuar directamente sobre la fuente térmica y química del fuego.

Confinamientos, humo tóxico y decisiones en tiempo real

La dirección del viento se convirtió en juez y parte del operativo. El humo, espeso y contaminante, obligó a decretar el confinamiento de varios municipios: Azuqueca de Henares, Alovera, Cabanillas del Campo, Meco y Alcalá de Henares. Las recomendaciones eran claras: puertas y ventanas cerradas, aires acondicionados apagados, y nada de acercarse a la zona de intervención.

Los efectos del litio ardiendo no se limitan al fuego: la toxicidad de los compuestos liberados exige una respuesta meticulosa, equipamientos de alta protección y conocimientos especializados. Por ello, es fundamental que las empresas que trabajan con este tipo de materiales cuenten con extintores para baterías de litio, adaptados a las particularidades de estos fuegos de tipo D, que no responden de la misma manera que un incendio común.

Emergencias activadas, bomberos al límite

La lucha continúa y los efectivos desplegados son numerosos: bomberos de Azuqueca de Henares y Sigüenza, unidades de Protección Civil, Cruz Roja, Guardia Civil y ambulancias en posición preventiva. En medio del operativo, un bombero ha resultado herido y fue trasladado de urgencia al hospital de Getafe. Su estado permanece sin actualizar, pero su entrega es el reflejo de un cuerpo profesional que se juega la vida cada jornada.

La historia recuerda, irremediablemente, a la tragedia en Alcorcón, donde un bombero volvió a un infierno sabiendo que su compañero seguía atrapado. Porque eso es lo que hacen: vuelven, aunque el fuego siga gritando.

¿Y si esto se pudiera evitar? La cultura de la prevención

Lo que ha sucedido en Azuqueca no es solo un accidente. Es el reflejo de una falta de cultura preventiva en ciertos entornos industriales. No basta con cumplir los mínimos legales. Trabajar con materiales de alta inflamabilidad exige un protocolo reforzado, con inspecciones periódicas, formación continua y sistemas automáticos y manuales de extinción ajustados al tipo de riesgo.

La instalación de extintores específicos para baterías de litio, como los diseñados con tecnología avanzada para cortar la reacción exotérmica en fase inicial, puede suponer la diferencia entre una evacuación a tiempo o una catástrofe que paraliza varios municipios.

Lecciones que deja el humo

Mientras las llamas siguen siendo combatidas, y el aire se va despejando en algunos municipios, lo cierto es que la normalidad no regresará del todo hasta dentro de varios días. Las autoridades mantienen las restricciones en Azuqueca, y piden máxima precaución. La pregunta, como siempre, es si esto servirá de algo. Si aprenderemos.

Porque incendios como este no son solo sucesos aislados. Son recordatorios. Son avisos. Son un examen que muchos aprueban por los pelos y otros directamente suspenden. La tecnología nos ha dado herramientas para prevenir. La pregunta es si estamos dispuestos a usarlas antes de que sea demasiado tarde.

Los bomberos siguen allí. Refrescando la zona. Asegurando que no haya rebrotes. Protegiendo a una población que observa desde sus ventanas cómo la línea entre la industria moderna y el caos puede ser tan frágil como una chispa mal contenida.

Y es que cuando se trabaja con litio, la prevención no es un gasto. Es una inversión en vida. En estabilidad. En futuro.

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