Villajoyosa vivió un susto que pudo ser tragedia: un restaurante de la Calle Colón, al borde del desastre

Villajoyosa vivió un susto que pudo ser tragedia: un restaurante de la Calle Colón, al borde del desastre

Jueves. 18:40 horas. Calle Colón, Villajoyosa. El calor del servicio, los platos que van y vienen, las voces del personal marcando comandas a ritmo de reloj, y de pronto… silencio. No el silencio de la pausa ni el del cliente que espera el postre. No. El silencio espeso del humo que empieza a salir de la cocina, como una sombra que avisa sin hablar.

Un conato de incendio en un restaurante del centro ha puesto en jaque a cocineros, camareros y comensales. La rápida activación del protocolo de emergencias permitió que los Bomberos Provinciales del Parque de Benidorm llegasen a tiempo con vehículo de jefatura, autobomba urbana y unidad de rescate en altura. Pero la lección quedó clara: esto no debería pasar.

Y es que no estamos hablando de una “situación dentro del contexto de la hostelería” ni de “una problemática en el mundo de las cocinas profesionales”. Estamos hablando de fuego. De humo. De riesgo real. De vida o cierre, así de claro.

¿Hasta cuándo vamos a jugar con fuego?

Porque esto no es nuevo. Los que hemos pateado locales desde la Albufera hasta la playa de la Malvarrosa lo sabemos bien. Cocinas con campanas repletas de grasa, sistemas eléctricos con parches, instalaciones de gas que se revisan “cuando toque”… Y claro, pasa lo que pasa.

En pleno 2025, no hay razón alguna para que un establecimiento que maneja aceite, calor y electricidad no cuente con un sistema de extinción automática Valencia. En esta comunidad —y en cualquier otra—, la instalación de sistemas automáticos de supresión de incendios debería ser tan básica como tener servilletas o sal en las mesas.

Los sistemas de extinción automática no esperan a que el camarero coja un extintor, ni a que llegue el jefe de cocina. Detectan el fuego, reaccionan de inmediato y lo suprimen antes de que pueda devorar el local. Así de simple. Así de efectivo.

La eterna excusa: “Es caro”

Otra vez. Otra vez con lo mismo. Que si es mucho gasto, que si ya hay seguros, que si con un extintor va que chuta. Y mientras, los techos ennegrecidos, los azulejos ahumados, los turnos interrumpidos. No, señores. El precio sistema automático de extinción de incendios en cocinas es infinitamente menor al coste de una semana de cierre, de una denuncia por imprudencia o, peor aún, de una tragedia.

Hoy en día existen opciones flexibles, con financiación, mantenimiento incluido, instalación rápida y adaptada a cada cocina. No se trata de arruinarse, se trata de no perderlo todo en un minuto. La inversión es razonable. Y lo que protege, no tiene precio.

Palabra que arde: incendio

Porque sí, llamémoslo como es: incendio. No “evento térmico”, ni “incidente con humo”. No. Es fuego que puede acabar con una vida, con un negocio, con un futuro. La realidad se impone, como se impuso este jueves en la Calle Colón.

El conato quedó ahí. Pero ¿y si hubiera pasado a mayores? ¿Y si el fuego hubiera llegado a la zona de barra? ¿O a los baños? ¿Y si, en lugar de evacuación ordenada, hubiésemos tenido una estampida?

El fuego no da tregua. No se gestiona con discursos ni con notas en la pizarra. Se combate con prevención real, con tecnología y con conciencia. Y eso empieza por equipar los locales con sistemas inteligentes que respondan en segundos, sin margen al error humano.

Una sociedad que cocina a diario con riesgo

Villajoyosa no es un caso aislado. España entera hierve de fogones, planchas y sartenes que trabajan a plena potencia, muchas veces sin más protección que una campana grasienta y una caja de primeros auxilios. Y no, así no.

Los planes de autoprotección, las salidas de emergencia sin obstáculos, los simulacros, el mantenimiento eléctrico, todo eso importa. Pero sin un sistema automático de extinción, todo lo anterior puede quedarse corto.

Ya no vale mirar hacia otro lado. Porque cuando el humo se cuela entre las mesas y los clientes se levantan asustados, ya es tarde para excusas. La cocina debe ser un lugar de trabajo, no un polvorín a punto de estallar.

Recomendaciones con fundamento, sin eufemismos

  • Instale ya un sistema de extinción automática homologado.

  • Revise mensualmente sus instalaciones de gas y eléctricas.

  • Forme a su personal en uso de sistemas de emergencia.

  • Limpie filtros y campanas con la frecuencia que marca la normativa.

  • Mantenga siempre despejadas las salidas de evacuación.

No se trata de asustar, sino de decir la verdad sin rodeos ni tecnicismos vacíos. Lo que ocurrió en Villajoyosa puede repetirse en cualquier restaurante. La diferencia está en cómo se prepara cada negocio. Porque el susto ya pasó, sí. Pero el siguiente puede no dar tiempo a reaccionar.

No juegue con fuego, protéjase hoy

La Calle Colón vuelve a la normalidad, los clientes regresan a sus mesas y el restaurante en cuestión respira aliviado. Pero no debería quedar solo en un “por poco”. Que sirva de lección, de empujón. Que el humo que se disipó deje al menos un rastro de conciencia.

Porque si seguimos confiando en la suerte y en tópicos vacíos, tarde o temprano, nos tocará lamentar lo que era evitable. Así que dejémonos de fórmulas huecas como “en el contexto de la hostelería” y pongamos manos a la obra.

Hay mucho que cocinar. Pero primero, que no se queme nada.

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